Creo que en otras entradas de mi Blog he comentado
sobre lo afortunado que es el pueblo venezolano, porque aunque históricamente
hemos enfrentado devenires propios de la evolución política como dictaduras,
golpes de Estado y magnicidios, la verdad es que como sociedad hemos tenido la
dicha de sufrir poco. A Venezuela no la ha atacado grandes y constantes
terremotos, huracanes, maremotos, erupciones volcánicas e incluso fuertes
temporadas de lluvia. Si lo pensamos bien la tragedia de Vargas tiene un gran
culpable y es el mismo ser humano que se atrevió a retar a la naturaleza
haciéndose cómplice de malas políticas de urbanismo que permitieron que la
gente viviera en zonas de peligro.
El gran enemigo del venezolano es el mismo venezolano,
evidentemente no hablo de esos millones que se levantan con ganas de construir
un mejor país, sino de esos tantos que llevados por la comodidad de sus cargos
o su improvisada riqueza son capaces de interponerse en la evolución de toda
una nación que merece más que perder horas en colas para conseguir un kilo de
“algo” en los supermercados que de “super” no tienen nada.
Me sorprende cuando ciertos sectores son tan osados
como para atreverse a afirmar que aquí o todo esta bien, o simplemente hay ciertos
problemas. ¡Esa no es la verdad! Lo que aquí pasa es que un venezolano clase
baja, media o alta tiene que subsistir con un sueldo que no alcanza ante una
inflación que carcome de manera más agresiva que el mismo salitre. El alto
costo de la vida y la paralización de la fuerza productiva hacen que un simple
cortaúñas cueste aproximadamente mil bolívares, sí eso con lo que las mujeres
se cortan las cutículas cuesta casi un tercio del sueldo mínimo, y ni hablar de
un par de zapatos Nike, esos cuestan unos tres meses de sueldo.
Pero lo peor, lo que asusta, es la inseguridad. En
Venezuela hay 25 mil asesinados anuales, sin embargo en el pasado era de los que
pensaba que la violencia atacaba a la violencia, osea mientras uno se
mantuviera alejado de esas personas y sectores que hacen de la muerte una forma
de vida, por más paradójico que suene, no habría mucho de que preocuparse, sin
embargo eso ya no es así, desde hace más de un año he visto como ese círculo de
seguridad en el que supuestamente uno podía vivir, cada vez se ha hecho más
pequeño y es posible ver la cara de la muerte, el robo y el secuestro mucho más
acerca a medida que pasan los días. Lo peor de este flagelo es que ya no
distingue entre opositores, chavistas, maduristas, extranjeros, reinas de belleza
y empresarios adinerados con escoltas.
140
caracteres de miedo
Una situación así es insostenible, por lo que desde
hace ya casi dos meses hemos sido noticia en el mundo como protagonistas de una
de las protestas más creativas que se han visto en los últimos años. En este
rincón del caribe no fue necesario transmisiones vía satélite, ruedas de prensa
ni marchas interminables, bastó con tomarte una fotografía desde cualquier
lugar del planeta, borrar la sonrisa del rostro y rayar un papel con el hashtag
#SOSVenezuela o #PrayforVenezuela. El fenómeno comunicacional 2.0 de esta inusual y
campaña fue tan poderoso alrededor del mundo, que el mismo gobierno nacional
tuvo que argumentar que esto era una acción orquestada por factores que desean
el derrocamiento del actual régimen, déjenme decirles que es primera vez que
una foto y un papel generan mas miedo que un fusil o una tanqueta.
Mi reflexión en estas líneas va a quienes apuestan a
la violencia como salida, y no al ingenio como herramienta para reclamar de manera
legítima mejoras en nuestra calidad de vida. Si con una foto y un papel fuimos
capaces de desnudar las barbaries de un gobierno que tras 15 años de mandato
nos ha llevado a un encrucijada social de miseria, por qué hay quienes siguen
apostando que con una molotov en la mano van a lograr algo más que una
explosión de violencia. Sé que comprar gasolina es más económico que un litro
de agua y llenar la botella requiere de menos neuronas que sentarse a pensar en cómo hacemos mas
daño sin una agresión física, pero la verdad es que para vencer al adversario
hay que saber cual es su gran debilidad y esa quedó expuesta cuando demostramos
que la creatividad y la innovación fueron mas fuertes que un grupo de guardias
nacionales golpeando a un indefenso estudiante.
No olvidemos que al final la gasolina siempre se consume
y las ideas permanecen en el tiempo y se hacen parte de la historia, el lado
correcto de la historia.