jueves, 17 de abril de 2014

Con la molotov en la mano...

Creo que en otras entradas de mi Blog he comentado sobre lo afortunado que es el pueblo venezolano, porque aunque históricamente hemos enfrentado devenires propios de la evolución política como dictaduras, golpes de Estado y magnicidios, la verdad es que como sociedad hemos tenido la dicha de sufrir poco. A Venezuela no la ha atacado grandes y constantes terremotos, huracanes, maremotos, erupciones volcánicas e incluso fuertes temporadas de lluvia. Si lo pensamos bien la tragedia de Vargas tiene un gran culpable y es el mismo ser humano que se atrevió a retar a la naturaleza haciéndose cómplice de malas políticas de urbanismo que permitieron que la gente viviera en zonas de peligro.

El gran enemigo del venezolano es el mismo venezolano, evidentemente no hablo de esos millones que se levantan con ganas de construir un mejor país, sino de esos tantos que llevados por la comodidad de sus cargos o su improvisada riqueza son capaces de interponerse en la evolución de toda una nación que merece más que perder horas en colas para conseguir un kilo de “algo” en los supermercados que de “super” no tienen nada.


Me sorprende cuando ciertos sectores son tan osados como para atreverse a afirmar que aquí o todo esta bien, o simplemente hay ciertos problemas. ¡Esa no es la verdad! Lo que aquí pasa es que un venezolano clase baja, media o alta tiene que subsistir con un sueldo que no alcanza ante una inflación que carcome de manera más agresiva que el mismo salitre. El alto costo de la vida y la paralización de la fuerza productiva hacen que un simple cortaúñas cueste aproximadamente mil bolívares, sí eso con lo que las mujeres se cortan las cutículas cuesta casi un tercio del sueldo mínimo, y ni hablar de un par de zapatos Nike, esos cuestan unos tres meses de sueldo.


Pero lo peor, lo que asusta, es la inseguridad. En Venezuela hay 25 mil asesinados anuales, sin embargo en el pasado era de los que pensaba que la violencia atacaba a la violencia, osea mientras uno se mantuviera alejado de esas personas y sectores que hacen de la muerte una forma de vida, por más paradójico que suene, no habría mucho de que preocuparse, sin embargo eso ya no es así, desde hace más de un año he visto como ese círculo de seguridad en el que supuestamente uno podía vivir, cada vez se ha hecho más pequeño y es posible ver la cara de la muerte, el robo y el secuestro mucho más acerca a medida que pasan los días. Lo peor de este flagelo es que ya no distingue entre opositores, chavistas, maduristas, extranjeros, reinas de belleza y empresarios adinerados con escoltas.


140 caracteres de miedo
Una situación así es insostenible, por lo que desde hace ya casi dos meses hemos sido noticia en el mundo como protagonistas de una de las protestas más creativas que se han visto en los últimos años. En este rincón del caribe no fue necesario transmisiones vía satélite, ruedas de prensa ni marchas interminables, bastó con tomarte una fotografía desde cualquier lugar del planeta, borrar la sonrisa del rostro y rayar un papel con el hashtag #SOSVenezuela o #PrayforVenezuela. El fenómeno comunicacional 2.0 de esta inusual y campaña fue tan poderoso alrededor del mundo, que el mismo gobierno nacional tuvo que argumentar que esto era una acción orquestada por factores que desean el derrocamiento del actual régimen,  déjenme decirles que es primera vez que una foto y un papel generan mas miedo que un fusil o una tanqueta.


Mi reflexión en estas líneas va a quienes apuestan a la violencia como salida, y no al ingenio como herramienta para reclamar de manera legítima mejoras en nuestra calidad de vida. Si con una foto y un papel fuimos capaces de desnudar las barbaries de un gobierno que tras 15 años de mandato nos ha llevado a un encrucijada social de miseria, por qué hay quienes siguen apostando que con una molotov en la mano van a lograr algo más que una explosión de violencia. Sé que comprar gasolina es más económico que un litro de agua y llenar la botella requiere de menos neuronas que sentarse a pensar en cómo hacemos mas daño sin una agresión física, pero la verdad es que para vencer al adversario hay que saber cual es su gran debilidad y esa quedó expuesta cuando demostramos que la creatividad y la innovación fueron mas fuertes que un grupo de guardias nacionales golpeando a un indefenso estudiante.


No olvidemos que al final la gasolina siempre se consume y las ideas permanecen en el tiempo y se hacen parte de la historia, el lado correcto de la historia.